Duelo por Amor

El amor es una droga porque activa las hormonas que nos producen placer. ¿Quién quisiera dejar de sentir esa sensación maravillosa? Lamentablemente, toca aceptar que el amor acaba.

Cuando nos enamoramos, el cerebro produce dopamina, oxitocina y serotonina… las hormonas de la felicidad. Nos genera tanto placer el amor que no hay quién dude de que es la droga más barata y maravillosa con la que contamos, porque la produce nuestro cuerpo.

¿Y qué pasa cuando el amor se acaba? Que la cruda es muy dolorosa. 

Pensamos que somos fuertes, que podemos dejar esa “adicción” en cualquier momento, pero la realidad nos comprueba que no. La ruptura de una relación amorosa podría compararse con el “síndrome de abstinencia” que experimentan los adictos cuando están dejando la droga. Su cuerpo les pide volver a sentir ese placer y sufren porque no pueden tenerlo a mano. 

Lo peor de la adicción al amor es que tenemos la tendencia a repetir esquemas de comportamiento que nos hacen daño: volver a buscar una relación tóxica, buscar al ex que nos hizo daño o entrar y salir de relaciones pasajeras que no nos aportan grandes satisfacciones. Las ganas de amar otra vez son más fuertes que la lógica y nos dejamos llevar por la euforia que nos producen las “drogas de la felicidad”.

Síndrome de abstinencia

Tal vez somos conscientes de que “aquella” relación no nos llena por completo pero queremos disfrutar “un poquito más” porque nos sentimos capaces de dejarlo cuando queramos (como se dicen a sí mismos los adictos). Resulta que no. Que estamos pasando por el síndrome de abstinencia del amor y hay que sobrellevarlo como lo haría cualquier adicto:

  • Vive el duelo. Si tu relación se acabó y eres consciente de que es lo mejor para los dos, asúmelo de una buena vez, y que duela. Llora, enojáte, háblalo, pero… aléjate de esa persona porque necesitas vivir tu propio duelo. Al llorar, se generan opiáceos en nuestro organismo, sustancias que nos dan la sensación de tranquilidad y nos ayudan a relajarnos.
  • Mímate. Intenta dormir y comer bien. Sal con los amigos, diviértete en la medida de lo posible. Tampoco intentes fingir que todo está bien y que no estás sufriendo, porque también es contraproducente. 
  • Escucha. Tus amigos y familiares tienen su propio punto de vista sobre tu “ex” y sobre aquella relación. A lo mejor te dicen cosas que no habías querido ver porque estabas bajo los efectos de esa droga maravillosa llamada “amor”.
  • Cierra la puerta. No hables con tu ex, no lo busques, no le respondas mensajes. Deja pasar semanas o meses, el tiempo que necesites para sentirte fuerte y retomar el control de tu propia vida sin pareja. 

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